No me preguntéis cómo. El otro día, después de una noche de Viernes magnífica acabé montada a las 10 de la mañana, uniendo noche con día, en una locomotora de las antiguas en dirección a ninguna parte. Fue una de estas decisiones que se toman espontáneamente y que son las que, por experiencia, más llenan. Seguro que todos los que me conocéis me habéis oído decir alguna vez:"¿Nos montamos en un tren y a ver dónde llegamoss?"; bueno, pues esto fue una forma de cumplir este pequeño sueño, eso sí, en compañía del maquinista, tirando de la chimenea y haciendo "chuuuuuchuuuuuchuuuu" todo el camino, como en los libros del barco de "vapor"...
Pd1: iba con 3 personas más.
Pd2: el tren sí tenía destino, tan sólo iba a Venta de Baños.
Pd3: en Venta de Baños seguimos tomando cañas con unos moteros de estos de Harley y me compré unas braquitas de jirafas en una mercería a 50 céntimos.
Pd4: una guindilla quería suicidarse en las vías del tren.
3 comentarios:
Dios mio! un día voy a dejar que llegue el día a tu lado... siempre pasan cosas sorprendentes junto a ti!
Besazos y muxus desde Bilbo pues!
Pi
¡Madre mía! Esta es la típica historia que cuentas cuando llamo a mediodía el domingo. TE lo vengo pidiendo hace demasiado tiempo ¿me dejas montar en tu alfombra mágica?
Tres cosas:
Cuando quieras te pongo enlaces a la derecha (que será de las pocas cosas que me permita hacer mi carrera por alguien cercano).
A ver cuando te coges a las otras tres elementas y os montáis en la locomotora hasta madrid, que yo no tengo harley, pero estoy deseando tomarme unas cañitas aquí con vos.
Y la última cosa.. tia¡¡ que pasó con la guindilla¡¡
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