martes, noviembre 14, 2006

ÉCHALE A ÉL LA CULPA
Siempre me ha gustado la poesía, pero me enganché a ella de verdad a través de este autor valenciano, Vicente Gallego, basurero de profesión, que frecuentaba la ruta del bacalaó y se ponía hasta las patas. Con su obra "La Plata de los Días" me llegó hasta el alma su realismo descarnado en cada tema... para mí el amor idílico es aquel que te quita inseguridades y aquel en cuya entrega altruista no hay lugar para los celos por llegar a la comprensión de la esencia humana... pero es difícil... la rutina también es terrible, por eso, a veces ronda por mi cabeza el miedo a empezar algo por temor a que llegue ese punto terrible. Él lo expresa mejor:

Hoy te has ido de fiesta con amigas,y sin que tú lo sepas me regalas un tiempo de estar solo que ya empiezaa ser raro en mi vida,
un tiempo útil para intentar pensar en ti como si fueras
lo que siempre debiste seguir siendo cuando pensaba en ti:
aquella persona, en todo semejante a cualquier otra,
que una noche lejana tuvo el gesto generoso y extraño de entregarme su amor.
Pero el amor nos cambia, nos convierte en espías ridículos del otro,
en implacables jueces que condenan sin pruebas y comparten sus estúpidas penas con el reo.
El amor nos confunde y trata ahora de que vea en tu fiesta una traición.
Por huir de esa trampa me amenazo con los nombres que cuadran al que cae en su vacío:
egoísta, ridículo, inseguro, celoso...
Y como un ejercicio de humildad pienso en ti divirtiéndote sola:
te imagino bailando y mirando a otros hombres;
al calor del alcohol confiesas a una amiga algunas cosas que te irritan de mi
sin que yo lo sospeche, y por unos instantes saboreas una vida distinta
que esta noche te tienta porque eres humana, aunque no me haga gracia.
Ahora caigo en la cuenta de que dudas como yo dudo a veces,
y que también te aburres, y que incluso algún día habrás soñado follar como una loca
con el tipo que anunciala colonia de moda.
Para calmarme un poco tras la última idea, yo me digoque el amor es un juego
donde cuentan mucho más los faroles que las cartas,
y procuro ponerme razonable, pensar que es más hermoso que me quieras
porque existen las fiestas, y las dudas,y los cuerpos de anuncio de colonia.
Lo que quiero que sepas es que entiendo mejor de lo que piensas ciertas cosas,
que soy tu semejante, que he pensado besarte cuando llegues a casa;
y que es el amor-ese tipo grotesco y marrullero-el que va a hacerte daño con palabras absurdas de reproche cuando vuelvas,
porque ya estás tardando, mala puta.

Vicente Gallego

2 comentarios:

Elisa dijo...

Al final todos somos iguales y el miedo a perder a una persona nos hace tener pensamientos absurdos que nos causan inseguridades y nos llenan de celos.
Yo nunca me he considerado una persona celosa, y siempre he confiado en lo que la otra parte de la relación iba a hacer una noche de borrachera, y la verdad es que así no sufres. Es natural salir, y también conocer a otras personas, y también, supongo que darte cuenta en ocasiones de que quizá la persona con la que estás no es la adecuada. Entenderlo no quita que no sufras, por supuesto, pero te hace más ligera la carga, porque sabes que te podría pasar a ti en cualquier momento.
Y por eso... no vamos a dejar de salir, de pasarlo bien, ni de dejar que la otra parte de la relación lo haga, proque el miedo y la falta de libertad es lo que hará que la hora del final llegue antes

Anónimo dijo...

Yo siempre he dicho que no soy una persona celosa... creo que ese sentimiento sale de las inseguridades de uno mismo... y no podría vivir con esa punzada constante en el estómago.